Fundación Eduardo Lasprilla

¿POR QUÉ LA EDUCACIÓN ES HIPOCRESÍA?

En su mismo origen etimológico, el término educación muestra su real catadura. “E” es una preposición o prefijo, como en este caso, que significa, en latín, afuera y ducere, conducir. Es decir, con la educación lo que se busca es que el sujeto se comporte, de la piel hacia afuera, de la mejor manera posible. Que no se convierta en un problema para los demás. Como, de alguna manera, lo dejó ver Platón cuando escribió: “Ética es no perturbar al otro.” Pues, todos conocemos los vínculos de la Educación con la Ética. A tal punto se implican la una en la otra, que se puede afirmar, sin temor a equívoco alguno, que Educación no es mas que Ética pedagógica. Pero el problema radica en querer tozudamente transferir los valores de la Ética a los discípulos, al margen del dolor que conlleva actuar sin respetar los valores humanos. Un valor es el resultado del dolor asumido y comprendido por la violación de los derechos ajenos. Los derechos son valores inalienables. Y la educación, al querer pasar por encima de esta trama, necesariamente ha de fracasar, como en efecto ha sucedido, desde hace 5 mil años. Para muestra este botón: En un papiro cóptico, el egipcio antiguo, un sacerdote le decía al faraón: “Majestad, cómo han cambiado los tiempos, ya los menores no quieren respetar a los mayores.” Si este escrito narra una situación de hace 5 milenios, ¿qué no habría dicho este sacerdote, si viviera entre nosotros?

Uno es confiable cuando las buenas acciones que ejecuta afuera o las malas que deje de ejecutar, son el fiel reflejo de las intenciones que guarda adentro. Lo contrario es llana hipocresía. Eso conduce a la doble moral: hacer en secreto lo que me privo de hacer en público. O ¿lo duda usted? ¿Es que usted mismo no se ha visto en tales circunstancias? Si me responde que no, debo decirle, sin pelos en la lengua, que es usted un soberano farsante. Y para que no haya dudas, al respecto, y terminar de manera lapidaria, este artículo, permítame citarle a usted a estos tres místicos: Gurdjieff, Rumi y Buda, quienes al respecto escribieron: “Las personas muy decentes, se ven a menudo acosadas por pensamientos indecentes.” (Gurdjieff). “La educación ignora el alma.” (Rumi). “Pensar llegar a Dios haciendo buenas obras, no es mas que llana hipocresía.” (Buda).

Por estas razones y otras, de igual o mayor peso, fue por las que propuse, en una de mis 22 obras, la Inducación, como remplazo de la fallida y legendaria Educación. En mi modelo, la transferencia de valores se lleva a cabo a través de la sanción por reciprocidad, que Piaget explica muy bien en uno de sus tratados de epistemología genética. En últimas, al niño no hay que evitarle el dolor, sino dosificárselo. De esta manera, va construyendo sus valores. Si usted no ve las cosas bajo esta óptica permítame citarle este registro bíblico: “El fuete en el niño, le evita la cárcel al adulto.” Con lo dicho aquí, queda fuera de toda duda que la Educación no es mas que llana hipocresía.

“Escarbad un milímetro por debajo de la piel de un hombre educado y encontraréis allí agazapada a la bestia.”

Osho
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FUNDACIÓN PARA LA INDUCACIÓN, EL CRECIMIENTO INTERNO Y LA IDENTICAPATÍA – EDUARDO LASPRILLA

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